miércoles, 29 de septiembre de 2010

Una Sirena suelta. Manual de la Advertencias y la Sugerente sugerencia. Pimera Parte. La democracia y la democratización.

Las preocupaciones, cuando responden a colectivos organizados de personas, siempre responden a problemas intrínsicos en puntos nodales de la organización, desarrollo y reproducción de una serie de relaciones sociales, limitadas en el marco de contextos (histórico, culturales, psicológicos, etc.) que responde a un cadena con eslabones de difícil des-unión.

Llegar a plantear temas específicos se hace evidentemente complejo sin atravesar miradas al “encadenamiento (subjetivo-objetivo)” de una serie de elementos y relaciones, que conforman una significación simbólica de lo social. Aquí nos encontramos con la misma diatriba, y parece ser una primera advertencia: << Cualquier análisis, propuesta, sugerencia y problematización, debe considerar la articulación de las relaciones en los espacios objetivos objetivados de las relaciones sociales, como los espacios de capacidad estructurante estructurados, conservando una aproximación dialéctica y dinámica en el movimiento del devenir entre el sujeto-sujeto, el sujeto-objeto y el objeto-sujeto >>. Esto que suena a un enredo hegeliano es más bien una clásica cita de los marxistas que implica no perder el movimiento de conjunto de la articulación de “lo particular” (de nuestra demanda, propuesta, etc.) en su relación con un orden de “la totalidad social” (considerando su diferenciación y complejidad de articulación interna).

Esta es un noción que será la base de nuestra contribución a la propuesta presentada por algunos/as compañeros/as de la carrera de sociología de Universidad de la Frontera, y a la cual hemos sido invitados, entre otros exalumnos, a reflexionar acerca de la nueva situación en la carrera, y un conjunto de problematizaciones realizadas en un documento titulado: Propuesta de mejoramiento de la carrera de sociología UFRO, el cual representa distintos intereses, observaciones, criticas, reflexiones, extraídas de una búsqueda loable por acercarse cada vez más a una excelencia intelectual en el plano de las discusiones al interior de la disciplina y su intención de desarrollarlas en el contexto de la misma Universidad.

Al abordar este tema caemos en el riesgo, ese del que tanto se habla, se escribe y nunca lo asumimos como una condición ontológica, de ser vociferados desde las tribunas de las personalidades cínicas, irónicas y escépticas, que miran estos temas como “problemillas estudiantiles” y luego se refugian en grandes macro-teorías sociales para encontrar el decadente sentido de sus aburridas vidas en la narcisista masturbación académica. Debo reconocer que es un riesgo que disfruto.

Llamamos a la Sirena, la encargada en la mitología de transferir un llamado de advertencia, y a la vez de la seducción insoportable que hago patente aquí, para también destacar que esta es solo una humilde contribución, por lo cual no es necesario confundirse con estos cantos para no terminar atado al mástil, como Ulises, para poder escuchar (leer) este texto, ni caer en una falsa desesperación e inmovilización, sino que todo lo contrario: es necesario escuchar, reflexionar y obtener una nueva evidencia de la situación, para alcanzar un visión hermenéutica de los problemas, que nos permita actuar con discreción, asertividad y decisión.

Democratización. ¿Para qué y por qué?

Me propuse contribuir con sugerencias y advertencias este artículo, pero es difícil decir << cuidado con la democracia >> como advertencia fascista o sin un aire totalitario, del cual hemos estado acostumbrados a analizar y observar en el transcurso del siglo XX, y bueno los proyectos llamados “proto-fascistas” del Siglo XXI. Sin embargo es necesario también decir algo muy importante para no caer en ese << vacío >> de sentido, que era la misma fuerza del fascismo, explorando y adentrándose en lo que es la democratización.

¿Primero debemos señalar qué es la democracia? Un poco sí. Es necesario adentrarse en el mundo de las representaciones y del orden simbólico, en referencia al espectro de la ideología y su sentido “inmanente”. Antes de comenzar a hablar sobre “La democratización” es necesario centrarse en el espacio en que el cinismo (y no un Kinismo como la expresión popular crítica y de resistencia señalada por Zizek) se apodera del absorto mundo del conformismo y la cínica apatía de quienes profesan críticas liberales contra el gobierno, contra el Estado, el capitalismo, etc., pero no piensan en términos prácticos por generar las mismas en el desarrollo de los espacios concretos en los cuales habitan (“ya que la cotidianidad es el libro que todos podemos leer”, en el decir del gran sociólogo Guerrillerokulto), en donde tenemos encallados grandes focos de micro-fascismo (en el decir de Deleuze y Guattari).

La democracia es un elemento que no posee un significante puro, sino que está mediado por el error, la repetición, el campo de lo ideológico, un orden simbólico, donde la “hegemonía ideológica” cobra mayor profundidad ¿acaso es la misma democracia a la que hace mención el discurso liberal individualista a la “democracia real” socialista de la URSS stalinista? Claramente no. El problema es aquí no cual es mejor, porque esa no es parte de la discusión, el tema es la advertencia número 2: << Cada contenido debe en el futuro, resignificando el pasado y el presente, clarificar la significación de la democracia, sino se cae, por una parte, en un profundo oportunismo y, por otra, en una completa secularización dialógica ad infinitum >>. Hay nociones prácticas que deben ser parte de una discusión integrada integral en su contenido y forma, pero por otro lado hay un límite objetivo que debemos señalar categóricamente: La democratización rompe con las formas de poder y organización anteriores, por lo tanto, quienes dominan, “deben tener” la disposición a dialogar (¿?) o profusamente se conformarán con el cinismo de siempre al no ver esa significación de la democratización como un complejo argumento racionalizado (como les tocó hacerlo a la burguesía francesa en 1789, como le tocó hacerlo al partido de la vanguardia obrera en Rusia, como lo hizo la concertación con su modelo de transición democrática, etc., y en términos más “concretos” los/as estudiantes del Manifiesto de Córdoba en 1918, o los/as estudiantes de la democratización de los años 60’ en Chile; o las votaciones en la Universidad de Buenos Aires en 2005 en la elección del director de carrera). Todas difieren en su contenido (por la significación ideológica), pero todas responden a un ordenamiento preformativo de lo social: un proyecto.

En esa misma dirección habría que considerar que la democracia es más que una acción declarativa o una performance (si quiera en el sentido que creo pensamos darle). Considerando el escenario actual y los actores activos en la carrera, uno podría suponer (de buena fe e intuitivamente más que aparentemente por principios políticos concretos) que existiría una tendencia a la democratización. ¿se ha abierto un acontecimiento qué nos hace pensar que la democratización de la carrera será una posibilidad concreta? No lo sé. Dentro de mi distancia (física principalmente) no puedo leer bien la situación. La verdad es que aparece más como un imperativo categórico en términos kantianos, que rompe con esa lógica de Descartes y su cinismo para sobrevivir en la “moral provisional” cartesiana, donde el poder debe ser respetado, aceptado y obedecido junto con sus normas para obtener la autonomía del pensar y la reflexión teórica libre. Aunque por otro lado, esta “moral provisional” cartesiana, parece ser hegemónica en el absoluto << vacío >> ideológico.

Por ello la tercera advertencia número 3 se centra en: << Saber distinguir de las percepciones intuitivas emocionales afectivas, en un análisis contra-intuitivo, basado en la relación específica concreta establecida con los actores de la carrera de forma de entender si el diálogo es un fetiche (en sí mismo) o una verdadera condición de posibilidad específica de cambio >>. El no cegarse por las luces de la verborrea teórica, que siendo teórica, no implica una práctica real de parte de los discursos intelectuales/academicistas, posibilita hacer una distinción que confiere de realidad las características del proyecto a desarrollar. Por ello allí se juegan métodos, medios y fines ¿Qué quiero decir con esto? Que solo a partir de caracterizar la situación, de relacionarse con-inter los actores, de acuerdo a la noción del proyecto de democracia y democratización (que en el documento Propuesta se lee “Elección dirección de carrera, acreditación de la carrera, contratación de docentes, mecanismos de control de las decisiones y prácticas político/administrativas, financiamiento, etc".) se podrá dar una configuración específica a una línea política-metódica de trabajo, en la cual el pensamiento crítico social, y las llamadas armas de la crítica por Marx, encuentren una expresión de consolidación en los espacios de organización de la carrera.

Aún así, es necesario hacer una cuarta advertencia con respecto a esta metodología: << No es posible evidenciar un proceso de democratización, y luego esconder la mano de la piedra en el plano metodológico >>. En el proyecto que han diseñado muestran una serie de pasos a seguir como recomendaciones/propuestas/actividades para abordar las temáticas que han descrito anteriormente. En el caso de actividades vinculadas a los objetivos o sub-temas no se observa un tratamiento práctico de la democratización, ya que no hay una referencia ni siquiera discursiva en alguna de las actividades al tema de la democracia. Esto mismo le quita mucho poder convocante y seriedad a la tematización, y deja la democratización reducida a “otros niveles” que, teniendo una importancia estratégica del mismo nivel, pasan a ser hegemonizados, mientras lo referente al tema de las autoridades se invisibiliza, y queda en lo etéreo, y trasladado al marco de la auto-censura, lo cual, a la vez, como gesto, nos puede dar más claridad con respecto a las expectativas creadas y generadas (en términos de lo enunciado y lo no, en un contexto como la carrera). Pero no entraremos en este espacio de presunciones y supuestos, sino que solo diremos que la democracia es un espectro que atraviesa la propuesta metodológica (en cada actividad hay una metodología participativa, etc.), pero se diluye como expresión política al no conservar la problematización del poder como tema.

Lo importante es que este proyecto de democratización sea democrático ¿paradójico luego de lo que hemos dicho anteriormente sobre la significación de la democracia? Claro, pero también es necesario recordar que hay una base desde la cual enunciamos, y donde Laclau podría argumentar, contrariamente, que nada es democrático propiamente tal, sino existe solo como “democracia radical”. Lo que prácticamente dibujamos aquí como necesario es la relación democracia-mejor(amiento) de la carrera que discurra no tan sólo en un imperativo absoluto ideal de la democracia (como fetiche), sino que responda en términos prácticos a una orientación específica que pretende (o contribuye a) resolver problemas organizacionales (claros y concretos) en su vinculación con una fórmula democrática. La advertencia en éste caso, la número cinco, es << No sacralizar el nombre de la democracia, sin que opere su demanda desde una situación específica concreta a la cual de respuesta, más allá del plano de la ideas >>. Para ello es necesario generar/conocer claramente un diagnóstico de la carrera que de cuenta estos problemas y se (des)potencie el “poder democrático” (en su forma y contenido) de modo de resolverlos. Esto es lo que consideramos importantísimo y que está tematizado en la identificación de problemáticas sectoriales y comunes, pero que olvida la advertencia número 1. El nivel de confluencia y conversación se hace necesario en esta dirección, sino tendremos una tecnocracia o a un nuevo gremialismo, y no una democratización, sino un paradigma de la eficiencia organizacional (con sociólogos organizacionales) haciendo una consultoría a la misma carrera (ya en el plano del absurdo) des-codificando “lo político”.

Sugerencias y fin del rompecabezas


Para ello es necesario no olvidarse de los espacios bases de donde nacen los diagnósticos que implican la resolución de problemas en términos políticos: los mismos actores. Por ello la última advertencia en ésta temática, la número seis, se convierte en sugerencia, y es que << un proyecto orientado a la democratización de la carrera debe contar con la carrera >>, y esto en términos activos, dinámicos, de solidaridad y organicidad, como en el plano de las disposiciones políticas, los compromisos, las acciones, etc., a desarrollar en pos de una democratización en el plano político (específicamente), sienta las reconversiones entre un diálogo (violento simbólicamente) y/o la violencia (dialógicamente violenta en la realidad).

La sugerencia podría acabar en el inmovilismo si considera las anteriores advertencias de forma normativa. Las advertencias han sido inscritas en base a dar cuenta y entrar en la “idea tras la idea” de democracia. En ello, llevándola a sus límites objetivos de realización en la carrera, entenderemos, en ese marco de disposiciones, la forma concreta en que la democracia se expresará, se consolidará o morirá en medio de una correlación de fuerzas homeostática.

Así es como en términos de fortalecer un proyecto democrático (en términos metodológicos, pero no cronológicos), se debe:
1. considerar la organización por estamentos entendiendo que distintos puntos de vista, interés, necesidades, etc., pueden provenir a partir de esa diferencia en el espacio de la carrera. Con ello se incentiva la base de una discusión con respecto a las expectativas organizativas de parte de los actores. La idea es la ruptura de la segunda advertencia.
2. Se debe evitar “patear” el tema a un “vacío comunicativo”, en donde nadie esté realmente interesado (aunque se diga que sí para mantener calmado a los estudiantes, para validarse personal/intelectualmente, etc.) o a un eterno re-volver a los mismos temas y al inicio de la discusión con la forma clásica del Letargo. La idea aquí es saber con quien se cuenta y con quien no, ya que en términos reales es lo imperativamente necesario para emprender este proceso. Por lo tanto se trata la ruptura de la tercera advertencia, que nos permite alejarnos de lo emotivo para centrarnos en la correlación de fuerzas reales (y de ahí disponer a desarrollar una táctica, lo que bien habría dicho Lenin, como político de la coyuntura).
3. con ello se debe volver complementaria la necesidad de que cada estamento comience a sumarse a procesos de discusión, talleres de conversación de la situación de la carrera en donde participen todos los estamentos (integrada integral). Donde la participación se amplia, no se cierre a comisiones y delegados, sino que se impulse hacia la ampliación de la temática al interior de la carrera y, por que no, hacia “el exterior” (demás carreras, universidad, el famoso “más allá de la universidad también está-el/hay-un mundo”).
4. Tras la lógica de democratización, se hace necesaria una interpelación a las decisiones, organización, etc., de la carrera, tanto en su forma como en su contenido. Para ello es necesario conocer y transparentar cuales han sido estas desde la última Dirección, con la elaboración de un informe que deje claro cuales son las atribuciones que el Director posee en la Carrera, como han sido los procesos de decisión, quienes han participado de votaciones, etc. Descubrir la caja negra y visibilizar ese círculo anti-democrático, sus expresiones, ramificaciones, intereses y (sin) razones es aquí el tema. Esto es central, aquí puede estar la base concreta al origen de la demanda, más allá de lo ético.
5. A partir de este documento es posible comenzar una discusión desde la realidad. Tendremos decisiones concretas que de seguro tendrán sus pros y contras, pero que incentivarán el debate, y el ejercicio político de pensar una nueva organización de carrera. Esto puede servir, entre otras muchas otras iniciativas, a desprenderse de los costos políticos señalados en la advertencia número cinco.
6. Lo principal es que “se crean el cuento”. Es sumamente importante el hecho de que se comience a articular ese proyecto de democratización entre los estudiantes, pero con un convencimiento que solo debe dar una contundente fundamentación, y permita impulsar esta lucha al interior de la carrera. No es cosa de esconderse entre citas rimbombantes o de palabras consensuales pos-ideológicas. Los proyectos de democratización son políticos, y los resultados son políticos, como los conflictos son políticos cuando se trata del poder. Consideren eso a partir de la cuarta advertencia.

He tratado de, con estos últimos puntos, acercar el enorme rompe-cabezas que cree del problema a la situación, y de la situación al problema. He propuesto algunas orientaciones que pueden ser acompañadas de muchas más (o simplemente pueden ser dejadas de lado) en función de que constantemente el rompecabezas de la situación siga una velocidad dinámica en construcción.

El rompecabezas sigue siendo la figura que debe intrigarnos como forma de resolver y entender la realidad de nuestro problema político particular (el de la democratización), ya que desde la fragmentación de un todo, en partes que sinfónicamente acoplables, interrelacionadas en la figura diferenciada de una gran imagen y una gran escena, permanecen aisladas, sin dar forma a una organicidad solidaria en la lucha social.

Aquí es donde tendremos el trabajo político (ya no podemos negar “lo político” o “la política” sin “hacer política”), incansable, metódico, paciente y riguroso, para alcanzar nuevas formas de articulación en la protesta, en las resistencias, en las subversiones, etc., que en un << parto social-histórico >>, comiencen a dar luz a un proyecto unitario de estas fuerzas sociales, políticas, culturales, etc., por una transformación social revolucionaria. Siendo así la pregunta lógica: ¿y por qué no?

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